Bolivia consideró inaceptable la formulación de economía verde contenida en el borrador del documento que debe aprobar la Conferencia de la ONU sobre Desarrollo Sostenible (Río+20).

Al hablar en la primera ronda de negociaciones sobre la versión inicial del texto, el jefe de la delegación boliviana, René Orellana, dijo que la noción contenida en la propuesta promueve los mercados de servicios medioambientales, carbón y biodiversidad.

Además sugiere de manera implícita el libre mercado y un débil papel del Estado en la materia, indicó.

Asimismo criticó que la actual redacción propone a la economía verde como el paradigma de un desarrollo basado en la apertura a la inversión privada, la medición monetaria de los recursos naturales para la creación de mercados verdes con flexibles políticas, acciones y marcos regulatorios.

Esa línea mercantilista y financiera nos ha convertido en víctimas de la peor crisis de la historia y por eso la presente formulación es inaceptable, sentenció el representante boliviano.

Orellana manifestó sorpresa ante la promoción de “ajustes estructurales” contenida en el párrafo número 30 del borrador y recordó las recetas que impusieron las instituciones financieras globales a favor de la privatización y liberalización de los mercados.

“Esos modelos de ajustes estructurales fracasaron en la solución de la pobreza, condujeron a desastres ambientales y concentraron la riqueza en pocas manos, creando inequidades”, apuntó.

También rechazó las partes del texto que demandan la puesta en práctica de políticas, incentivos financieros, cambios en los sistemas de subsidios, instrumentos fiscales y otras medidas que acaban con la soberanía de los pueblos para decidir su propio desarrollo futuro.

Por otro lado, el delegado boliviano denunció que el proyecto en discusión no incluye una perspectiva holística del desarrollo sostenible que guíe a la Humanidad a vivir en armonía con la naturaleza.

Lo que ofrece el documento es un sesgado punto de vista de desarrollo economicista que enfatiza el papel de los mercados y las tecnologías, sin evaluar el impacto social y ambiental, y promoviendo la comercialización de nuestros recursos naturales, agregó.

FUENTE | pnuma.org