Caracol Africano también invade a Ecuador

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El caracol africano (achatina fulica) es una de las 100 especies invasoras más dañinas del mundo, según un estudio de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Y en el Ecuador ya es una plaga.

Antes era común verlos en las zonas rurales. Ahora, con las primeras lluvias, los moluscos se propagan por Guayaquil. En estos días es común que aparezcan en casas, parques y hasta en las jardineras de la zona regenerada.

Tienen una concha marrón y pueden medir hasta 20 centímetros. Su gran capacidad reproductora se vuelve un riesgo, pues pueden poner hasta 500 huevos que eclosionan en unos 11 días.

El problema de fondo es que tanto el género africano como el pomacea (caracol acuático que ha devastado extensas plantaciones en la Costa), son portadores del Angiostrongylus cantonensis, un parásito que causa meningoencefalitis eosinofílica. El ser humano contrae esta grave enfermedad al manipular o consumir caracoles crudos.

Los síntomas son dolor de cabeza, estrabismo, pérdida de conocimiento, parálisis, que puede llevar al coma e incluso a la muerte. En Ecuador, la primera evidencia científica que identifica al caracol africano como portador del parásito data del 2005.

El cubano Modesto Correoso investigó varios casos en Esmeraldas. Luego, desde el 2008, el laboratorio de Parasitología del Instituto Nacional de Higiene (INH) elabora varios estudios.

Su jefe, Luigi Martini, dice que la infestación abarca 10 provincias y más de 60 localidades. Los Ríos y El Oro concentran la mayoría de casos. Entre 2008 y 2009 el INH identificó 20 cuadros clínicos de meningitis por el parásito del caracol. De estos dos fallecieron. El 2010 hubo 7 y el año pasado subió a 38.

En el 2008, médicos nacionales estudiaron a una familia en Ventanas (Los Ríos) que comió caracoles preparados como cebiche. El más reciente fue reportado en diciembre, en el cantón Milagro (Guayas). 27 personas, en su mayoría niños de entre 10 y 14 años, contrajeron el parásito por bañarse en un canal donde se reproducen los caracoles pomacea. A las dos semanas presentaron dolor abdominal y de cabeza. Cuatro fueron internados de urgencia en el Hospital León Becerra. Ahora se recuperan en casa.

Alberto Orlando, veterinario del Instituto, dice que comer caracoles crudos eleva el riesgo de infección. Sin embargo, el parásito también se adquiere por manipular del molusco, contacto con su baba, con el agua donde se reproducen y por ingerir vegetales contaminados por el caracol, que no son lavados correctamente. A diario, en el laboratorio de Parasitología del INH analizan cientos de moluscos.

En tres ocasiones este grupo de ocho científicos ha ganado premios por sus investigaciones relacionadas con el Angiostrongylus cantonensis. En estos días, con la inusual proliferación de caracoles en Guayaquil, el trabajo se reactivó. Carmen Muzzio, especializada en Cuba en el análisis de caracoles, indica que el parásito se aloja en la bolsa que envuelve los órganos del animal.

Ahí se desarrolla hasta convertirse en una larva de tipo 3, que apenas mide milímetros. El ciclo evolutivo del parásito abarca a las ratas. Estos roedores se comen a los caracoles y la larva evoluciona en su interior. Ingresa a su estómago, luego va al cerebro y finalmente a los pulmones, donde el parásito se vuelve adulto. Las heces de las ratas son otro medio de proliferación de larvas tipo 1.

Estas son ingeridas por el caracol. Así, el círculo de infestación se repite hasta llegar al hombre, un huésped accidental. El doctor Martini señala que la larva tipo 3 del parásito llega al estómago humano, luego va a las meninges (capa que cubre al cerebro). Ahí se convierte en adulto juvenil, que mide hasta 1 centímetro y se esparce, generando meningitis.

Las alertas por el rápido incremento de caracoles también se encienden en la zona agrícola. Según Agrocalidad, en Guayas hay una incidencia del 90% del caracol pomacea y 70% del africano. Milagro, Daule, Bucay y Balzar son las más afectadas.

Estudios internacionales señalan que el caracol africano ataca a 500 tipos de cultivos. En el país, los arrozales son los más vulnerables. Según arroceros, un 46% de la cosecha de verano se perdió. En solo una noche, los moluscos pueden acabar con cultivos enteros.

Los antecedentes

En 1935 se identificó por primera  vez el parásito Angiostrongylus   cantonensis. Fue en la ciudad de  Canton, en China. Luego se extendió por el Pacífico Sur.

Hay    20      especies  del parásito Angiostrongylus.  Dos  de estas  afectan al hombre:  cantonensis (meningitis)  y  costarricenses  (solo causa dolor  abdominal).   El parásito  utiliza   como huéspedes intermediarios  a varios animales como caracoles, babosas,  ranas y ciertos  crustáceos.

FUENTE | www.elcomercio.com

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