Comparan la integración energética entre UE y América del Sur

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Investigadores del Grupo de Estudios del Sector Eléctrico (GESEL) de la Universidad F de Rio de Janeiro han analizado comparativamente los procesos de integración energética entre la Unión Europea y América del Sur.

Como hipótesis central, se plantea que aunque ambos bloques se encuentran en fases distintas de esa integración, y “contienen diversas fragilidades derivadas de las peculiaridades del proceso histórico-institucional en cada región”.

El trabajo, titulado Integración energética: un análisis comparativo entre la Unión Europea y América del Sur, sostiene que más allá de la integración económica subyacente en ambos casos, se destacan en el proceso “acuerdos regionales que objetivan metas de integración del sector de energía eléctrica que es el foco analítico de este texto, que tiene como objetivo central desarrollar un análisis comparativo del proceso de integración energética de la Unión Europea y de América del Sur, apuntando sus especificidades, diferencias y desafíos”.

En el caso de UE, el trabajo recuerda que fue precisamente un acuerdo energético el que dio origen a su actual configuración. En 1950, Alemania, Francia, Benelux (Bélgica, Países Bajos y Luxmburgo) e Italia constituyeron la Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA).

El trabajo cita: “No fue por casualidad que esa organización (la CECA) surgió en un período de extrema dificultad en que el aprovechamiento compartido de los recursos era una de las soluciones más viables para la superación de los problemas de exploración de los recursos naturales bastantes escasos en aquel momento posterior a la guerra”.

No fue sino hasta 1990, simultáneamente con las crisis del petróleo, que la UE comenzó a plantearse un mercado único de electricidad. Hoy día, la Comisión Europea “definió como prioridad la necesidad de orientar el mercado interno de electricidad para el proyecto de colocar la Unión Europea en la senda del crecimiento basado en fuentes de energías renovables, decisión derivada de la pérdida de la seguridad energética, exposición a la volatilidad y aumento del precio del petróleo y del calentamiento global”.

Sin embargo, apuntan los investigadores del GESEL, “el avance del proceso de integración energético en la UE es todavía bastante limitado, debido a algunos factores tales como: red de transmisión insuficiente, reglas limitadas para la locación de los derechos de uso de las redes fronterizas, diferentes políticas domésticas para las fuentes renovables y principalmente por el comportamiento estratégico y agresivo por parte de las grandes firmas domésticas, las Campeonas Nacionales, contra la concurrencia externa”.

América del Sur

En esta región, el trabajo especifica que “los proyectos de integración energética constan básicamente de emprendimientos bilaterales, en los que sobresalen los grandes aprovechamientos hidroeléctricos binacionales de ríos fronterizos”. Se cita como el más exitoso de estos últimos el Itaipú Binacional brasilero-paraguayo, “por su dimensión económica y por el formato de un tratado internacional que sirve de paradigma para otros emprendimientos binacionales”.

En lo que hace al desarrollo histórico de la integración energética regional, hay que remontarse a 1965 y la creación de la Comisión  de Integración Energética Regional (CIER), organización sin fines lucrativos y con sede en Montevideo, Uruguay, en rigor “un foro técnico permanente para la discusión de tema de la integración con una participación directa de profesionales de las empresas del sector eléctrico de los países  miembros”.

En la década del 70 se crea la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), “con la finalidad de realización de estudios de cooperación en el sector energético, formado por ministros de Energía de los respectivos países miembros”.

“Un escenario de gran potencial y excedente de insumos energéticos” es el análisis final sobre la región, pero con la necesidad de constituir un armazón institucional “que permita la integración del mercado del sector eléctrico del continente”. En ese sentido, pone como ejemplo el caso argentino, “un ejemplo clásico, derivado de la falta de éxito de los modelos liberales de estructuración del sector”.

FUENTE | www.energias-renovables.com

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