Los incendios forestales irrumpen hoy con fuerza devastadora en gran parte de las naciones suramericanas y constituyen una importante amenaza para los seres humanos y la rica biodiversidad de la región.

A propósito del verano austral y las altas temperaturas asociadas, el fuego ataca con furia en el mayor reservorio natural del mundo, caracterizado por una amplia variedad de áreas biogeográficas.

Expertos apuntan a la acción del hombre y al fenómeno climático El Niño como causas fundamentales del fuego que desde diciembre azota a varias regiones de Argentina, Chile, Bolivia, Colombia y Paraguay.

Bomberos auxiliados por hidroaviones intentan contener un incendio de más de mil hectáreas en la provincia argentina de Chubut que se intensificó en las últimas horas por el intenso calor y la sequía imperantes.

Martín Buzzi, gobernador de Chubut, indicó que se trabaja en condiciones extremas acentuadas por las altas temperaturas, que rondan los 33 grados, y a la ausencia de precipitaciones.

Decenas de turistas y cientos de pobladores fueron evacuados ante el avance del fuego en la zona andina de la Patagonia (sur) que las autoridades argentinas consideran iniciado de manera intencional.

Algo similar ocurre con los incendios que golpean el centro y sur de Chile, los que arrasaron hasta el momento con más de 55 mil hectáreas, entretanto fuentes oficiales alertan sobre 19 focos que continúan activos.

Las autoridades chilenas sostienen que la ola de incendios que hasta el momento provocó la muerte de siete personas y millonarias pérdidas en el sur del país son intencionales.

El presidente Sebastián Piñera señaló como principal sospechosa a una organización indígena radical y comentó que “detrás de esta intencionalidad y conducta criminal, se esconden conductas de naturaleza terrorista”.

Las autoridades señalan a la organización mapuche Coordinadora Arauco Malleco como responsable del fuego en la sureña Carahue, donde siete brigadistas perdieron la vida mientras combatían las llamas.

Como parte de la investigación en curso, el gobierno contempla otras causas probables como la sequía, la producción de carbón por parte de campesinos y la imprudencia de turistas que acampan en la zona.

La región del Biobío es la más afectada por los siniestros en Chile que combaten alrededor de dos mil brigadistas, algunos de ellos procedentes de países vecinos como Argentina, Brasil y Uruguay.

El gobierno chileno declaró zona de emergencia agrícola a los municipios de Florida, Quillón, Ránquil y San Rosendo y decidió la entrega de ayuda especial para unos 300 agricultores, estimada en unos 695 mil dólares.

Esta semana el gobierno paraguayo reveló que más de 700 hectáreas de bosques fueron consumidos por las llamas en el Parque Nacional Caazapá, ubicado a unos 250 kilómetros al este de Asunción.

La Secretaria del Ambiente decretó “alerta roja” para esa reserva natural de 16 mil hectáreas de bosques que constituyen refugio de importantes especies vegetales y animales nativos.

Colombia, por su parte, alertó sobre la posibilidad de que se desaten incendios en gran parte del país y diseñó un plan de contingencia frente al incremento de las temperaturas y la sequía, que podría durar hasta marzo.

Un estudio publicado recientemente en Science arrojó que las temperaturas de la superficie de los océanos Pacífico y Atlántico pueden ayudar a predecir la intensidad de la temporada de incendios en Suramérica.

Según la investigación, los pronósticos podrían conocerse con una antelación de tres a cinco meses, lo cual permitiría planear medidas como la quema controlada para evitar la deforestación.

Los expertos utilizaron datos de los satélites de la NASA y diseñaron un modelo matemático basado en variaciones de la temperatura del agua y la duración e intensidad de los incendios en la última década.

En ese sentido, reconocieron la existencia de un “arco de deforestación” en Brasil, Bolivia y Perú al que consideraron causa desencadenante de los incendios forestales en los bosques tropicales.

FUENTE | www.prensa-latina.cu